MENSAJE NAVIDEÑO

 

Navidad 2014

25 de diciembre de 2014

1.-  Dios que viene, el Señor que se acerca.  El amor de Dios se estremece en contacto con los hombres. Se hace Niño, necesitado del cuidado de una madre y de la asistencia vigorosa de un padre. El clima frío lo hace temblar y su natural fragilidad lo pone en riesgo de perder la vida. Dios hace propia la carne que ha creado y viene al encuentro del hombre para absolver su pecado y devolverle la vida. Ésta es la Navidad. ¿Lo es hoy para nosotros? Los buenos deseos de felicidad, ofrecidos a quienes se llegan a nuestra vida, ¿mantienen aún su sentido original? En sustancia no dejan de conservarlo. Buscan ser verdad en nuestros labios, tanto como lo es el Cordero de Dios que viene a «quitarnos» el pecado. La pérdida del predominio del pecado, en nuestras vidas, está en relación directa con el nacimiento de ese Niño Salvador. La Navidad no es un cuento, decorado con melodiosos villancicos. Es la Verdad, sin la cual la vida del hombre se torna incomprensible. Es habitual, en nuestra cultura mediatizada, que lo no entendido sea dejado de lado, como una página mal escrita y desechada. Hasta hace pocos años algunos valores eran incuestionables, porque los creyentes creían. Ahora todo se pone en duda, hasta en el interior de la misma Iglesia. El fenómeno actual del relativismo pone en tela de juicio todo, con el pretexto de cierta «autenticidad» poco respetuosa de la verdad objetiva.

2.-  Signos de comunión y de gozo.  La Navidad es la Redención del hombre reinaugurando su vida, una Vida nueva. Es la que ofrece ese pequeño Niño, desde la pobreza de un pesebre, mostrándose frágil e inconsciente del drama humano que comienza a protagonizar. La celebración de la Navidad trasciende la bella liturgia de la Iglesia Católica o el folclore inspirado de nuestros pueblos norteños. Es el acontecimiento central de la historia universal. No es cierto que afecte exclusivamente a los cristianos. Interesa a la existencia de todos y de cada uno. La aparición del Redentor no está focalizada en un pueblo o en una ciudad, tampoco en una familia o en un grupo de poder. Jesús no deja de aprovechar cada ocasión para recordar la universalidad de su misión. La humanidad toda celebra, aún sin advertirlo o apenas vislumbrándolo, el momento culminante de la gran Historia. La serenidad de Belén se expresa en signos de comunión y de gozo. Es Dios que tiende un puente nuevo con el hombre. Hoy es el dia de su riesgosa travesía hacia nosotros.

3.-  Cada acontecimiento está impregnado de gracia.  ¡Como para no celebrarlo! Si, como afirmaba Tertuliano: «El alma es naturalmente cristiana», también los más humildes gestos de cercanía y comunión constituyen una celebración cristiana. Cristo es el Señor de la historia y, por lo tanto, impregna de su gracia redentora cada acontecimiento, aunque no se lo mencione o se lo contradiga. No es cristiano el pesimismo ocasionado hoy por las innumerables contradicciones que distorsionan esta Fiesta. Es más evangélico extraer de la realidad ambigua, los valores transportados por la fe de muchas generaciones de hombres y mujeres creyentes. El pequeño Niño de Belén es el Dios encarnado – Emmanuel o «Dios entre nosotros» – portador de un mensaje de misericordia. En coherencia con la misión recibida de su Padre, come con los pecadores y les ofrece el perdón y la conversión; se mezcla con los enfermos y los cura.

4.- La perspectiva pascual de la Navidad.  Aquel acontecimiento se ha instalado en la historia, con perspectiva pascual, y hoy es al mismo Cristo resucitado a quien recordamos en aquel momento inicial de su ingreso como Salvador de todos. Como no es vana su muerte en la Cruz, tampoco lo es su nacimiento. Para respetar el dato histórico, con su auténtico significado salvífico, es preciso que la Eucaristía otorgue plenitud pascual a esta Santa Noche. Así lo viene haciendo la Iglesia a lo largo de su existencia multisecular. Navidad 2014 es la actualización eficaz del Misterio que cambia el rumbo de la historia. Por ello es urgente celebrarla como es debido. La conciencia tenue de que es una festividad religiosa no es suficiente. El montaje de los diversos Pesebres es ideado, por el inolvidable Francisco de Asís, con un propósito mistico pedagógico de enorme vigencia en la actualidad. Volvamos al contenido inefable de la Navidad, que conmovió e inspiró a Francisco, para que la gracia de ese acontecimiento se plasme en los corazones y renueve la vida.   ¡¡Santa y Feliz Navidad!!